Destrúyete para conocerte, constrúyete para sorprenderte, lo importante no es ser, sino transformarse.
Franz Kafka
Destrúyete para conocerte, constrúyete para sorprenderte, lo importante no es ser, sino transformarse.
Franz Kafka
¿Qué es y cómo hacer una Evaluación Formativa y Continua?
Comparto esta infografía con 4 rápidos consejos o pasos para no perdernos en el océano de la teoría pedagogía, ser pragmáticos y poder empezar a aplicarla lo antes posible en nuestras aulas. El alumnado como protagonista de su aprendizaje colocado en el centro de la acción. No se puede ser más humanista.
Si tienes cualquier duda concreta o consejo que nos puedas aportar desde tu experiencia te invito a que lo escribas en los comentarios de más abajo.
«La evaluación que está directamente relacionada con el proceso de enseñanza y aprendizaje según se va desarrollando puede tener unos efectos muy beneficiosos en el aprendizaje de los alumnos, el proceso de enseñanza de los profesores y el uso del material pedagógico por parte de profesores y alumnos».
Veamos,
estaréis de acuerdo conmigo en que tenemos una amplia paleta de metodologías, llamadas activas, para articular nuestras sesiones, pero…
¿existe algún consejo o pautas de actuación comunes a todas ellas, independientemente de la que elija, que debiera seguir para no morir en el intento? ¿Cómo aplicar las metodologías activas, más allá de su propia estructura o dinámica?
Si estas son algunas de las preguntas que te haces estás en el sitio adecuado, en el momento justo.
Antes de nada, una consideración: Si piensas que alguna de las anteriores citadas se trata más que de una metodología activa, de una estrategia – herramienta de gestión – planificación – de dinamización – modelo de instrucción – de articulación, etc. estoy totalmente de acuerdo contigo.
Todas ellas tienen el denominador común de que centra al alumno como protagonista de su propio aprendizaje, como sujeto activo de los procesos de enseñanza-aprendizaje.
Activo y no pasivo, como en las sesiones magistrales, las cuales seguirán siendo necesarias en su adecuado momento y justa medida.
Por ello quiero compartir contigo unos consejos o reflexiones que, personalmente, me vienen muy bien tener en cuenta a la hora de trabajar por proyectos (por ejemplo), incluso refrescar con frecuencia a la hora de planificar el trabajo de aula.
Empecemos…
No cabe duda, el EDUCATIVO es un sector muy difícil, en continuo CAMBIO, tanto administrativo como social, lo cual lo convierten en un sector que ciertamente demanda una alta flexibilidad profesional. Se trata de un sector con una formación inicial psicopedagógica y emocional muy mejorable y, si a todo lo anterior, le añadimos el escaso reconocimiento de la función docente por parte de la sociedad en general y las administraciones en particular, convierten la EDUCACIÓN (con mayúsculas, la de calidad), en un RETO enorme.
Es claro que en el proceso de CAMBIO del actual paradigma educativo intervienen 4 grandes actores o subsistemas: administración, alumnado, familias y profesorado. Este último protagonista somos nosotros, los docentes, quienes por nuestro radio de acción y por tanto, gran responsabilidad en liderar dicho CAMBIO, nos debemos servir continuamente de la herramienta más eficaz que tenemos a nuestro alcance: la FORMACIÓN DEL PROFESORADO. Y es que no hay otro OBJETIVO, sino la eficacia y eficiencia laboral.
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La formación continua del profesorado es la mecánica ideal que toda bicicleta necesita para dar la mejor versión de sí misma, el mantenimiento que la hace excelente.
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El Coaching Educativo consta de una serie de técnicas y herramientas útiles, concretas y tangibles que dispone el coach docente para sacar la mejor versión de sus alumnos o coachees.
El OBJETIVO final del Coaching consiste en que primero el alumno sea consciente de su realidad individual (autoconocimiento); después, su enorme potencial de cambio (para llevar a cabo ese cambio hay que saber hacia dónde, por eso se establece una meta concreta; por ejemplo, aprobar una asignatura, superar el curso, aprobar selectividad, certificar un nivel de idioma, aprobar unas oposiciones…); para llegar por último, a hacerse responsable de la consecución, o no, de sus objetivos (mediante su plan de acción: actividades concretas y temporalizadas que potenciando sus fortalezas y trabajando sus campos de mejora le acerquen a esa meta).
Durante este proceso conversacional uno de los momentos de mayor importancia son las dos primeras sesiones en las cuales se hace una profunda reflexión del estado actual, el punto de partida y se define el objetivo junto con el plan de acción. Para este análisis intrapersonal que hace siempre el coachee por medio de las preguntas poderosas del coach docente, la herramienta de la RUEDA DE LA VIDA ACADÉMICA o ESCOLAR es de gran ayuda.
En este caso, esta herramienta utilizada en los procesos de coaching educativo deriva de una adaptación académica de la «rueda de la vida», utilizada en el coaching personal o life coaching.
La rueda de la vida académica se usa en la Fase II, inmediatamente después de la Fase I (acogida, acuerdos, derechos y deberes, confidencialidad…) del proceso de coaching educativo para establecer el OBJETIVO(S) y PLAN(ES) DE ACCIÓN.
Esta herramienta se fundamenta en la PROACTIVIDAD, primer y principal hábito del libro: The Seven Habits of Highly Effective People 1989, best seller de Stephen R. Covey. Reconocido por la revista Time como uno de los 25 americanos más influyentes en la historia, 25 millones de copias vendidas en 40 idiomas.
Ahora que acabamos de arrancar el curso escolar y nuestra motivación es enorme, tenemos que aprovecharla eficientemente para «construir” lo mejor posible. Desde el principio, de dentro hacia afuera, desde nuestra estructura más profunda e importante, los cimientos: el AUTOCONCEPTO. Vamos a intentar introducir pequeños cambios que se traduzcan en grandes resultados, ¡qué reto!
Conscientes de nuestra enorme responsabilidad social como docentes, podemos y debemos contribuir a que nuestros alumnos crezcan INTERIORMENTE, siempre con la vista puesta en nuestra MISIÓN: EDUCAR para SER, de forma INTEGRAL y personalizada.
Quiero centrar este post, como viene siendo habitual en mí, en el pragmatismo de aportar algunas herramientas útiles para todos, docentes y familias, con el objetivo de mejorar el AUTOCONCEPTO de nuestros alumnos. Sí pero, ¿¿cómo??
El autoconcepto forma parte de los 4 «autos» del AUTOCONOCIMIENTO, podríamos incluso decir que son, bajo mi punto de vista, los pilares que sustentan el templo de la PERSONALIDAD. Hay autores que los denominan aspectos nucleares de la personalidad:
Las columnas del templo de la PERSONALIDAD: Autoconciencia, Autoconcepto, Autoevaluación y Autoaceptación
¿Te conoces a ti mismo? ¿Para qué sirve conocerse a uno mismo? ¿Qué es el autoconcepto? ¿Para qué sirve que los alumnos tengan un buen autoconcepto? ¿Cómo mejorarlo? Son ciertamente preguntas poderosas que trataré responder lo mejor posible a lo largo de este post.
Tener un profundo grado de autoconocimiento resulta más difícil de lo que aparentemente pueda imaginarse, debido entre otras cosas a la falta de un peso significativo de la EDUCACIÓN EMOCIONAL en el actual sistema educativo. Sin embargo, hoy más que nunca, la importancia del autoconocimiento es decisiva, clave sin duda para alcanzar el bienestar o felicidad.
Más adelante en otra publicación explicaré los famosos 4 autos que forman el autoconocimiento, hoy permitidme poner el FOCO en cómo mejorar el autoconcepto de nuestros alumnos.