Coincidiréis conmigo en que para nosotros, docentes, los esfuerzos por evitar, reprimir, reconducir y, finalmente, sancionar comportamientos disruptivos son ciertamente ingentes y agotadores. Además, pueden conducirnos, o contribuir, a quemarnos profesionalmente. Es quizá, la peor parte de nuestra valiosa y constructiva profesión.
Si tus resultados en esta tarea no son los que te gustarían significa que ha llegado el momento de cambiar de estrategia o práctica, principalmente reactiva para pasar a la proactiva, esto es, anticiparse, o por lo menos, inentarlo.
Puede ser, y ¡ojo! digo puede ser, más efectivo establecer condiciones en las que es menos probable que ocurran las interrupciones/disrupciones que tratarlas una vez ocurridas.

La DIVERSIDAD, también de COMPORTAMIENTO, enriquece la experiencia de aprendizaje para la vida del alumnado.
Hemos de recordar que el inicio de curso es un momento clave para dar instrucciones claras, asentar, consensuar e interiorizar los derechos y deberes tanto del alumnado como docentes (así como demás miembros de la comunidad educativa). Dedicar a este objetivo al menos dos o más sesiones, será posiblemente una de las mejores inversiones que podremos hacer durante el curso.
También conviene hacer un recordatorio de ellas, las normas de convivencia, por lo menos una vez al trimestre o cuando haya que tratar alguna incidencia que consideremos relevante con el grupo-clase o de forma individual.
En estas 2 sesiones podremos trabajar dichos objetivos realizando, por ejemplo, un mural grupal o alguna otra manualidad, dinámicas de cohesión grupal, un cineforum relativo a algún clip de vídeo en el que se traten conflictos de conducta social y donde se ponga de relieve la importancia del respeto a nuestras normas, etc.
Para ello deberemos disponer del Plan de Convivencia de Centro, nuestro marco de convivencia (o documento equivalente) en el cual se detallan tanto los derechos y deberes del alumnado, profesorado… como las consecuencias de su incumplimiento (faltas leves, graves y muy graves).
Por supuesto, se puede y conviene, ampliar/concretar con las medidas internas de aula que consideremos y consensuemos con nuestro alumnado.
CONSEJOS/ESTRATEGIAS PROACTIVAS DE GESTIÓN DE AULA:
1. SALUDO INDIVIDUALIZADO AL INICIO
Para crear vínculo, es decir, conectar con tu alumnado al principio de la sesión, nada más comenzar, saludarles individualmente es una práctica que nos puede resultar efectiva. Además, sirve para saber cómo se encuentra su estado energético o de ánimo y que les facilita-acostumbra a interiorizar nuestra llegada y nueva presencia.
También contribuye a establecer desde el inicio un tono positivo para el resto de la sesión y volver a la calma/serenidad después de un recreo o descanso muy activo:
¿Cómo realizar este saludo?
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- Con contacto visual.
- Con tono sereno y positivo, no es necesario sonreír pero sí ayuda tener un gesto amable.
- Usa el lenguaje corporal, como chocar esas cinco, mostrar el pulgar hacia arriba, saludar estrechando la mano, etc.
- Ejemplos de preguntas de ayuda (se debe verbalizar su nombre):
- “¿Cómo está siendo el día, nombre?” “¿Cómo va la jornada, n.?”
- “¿Cómo te encuentras hoy, n.?”
- “¿Estás preparado para la clase, n.?”
- “¿Qué tal el fin de semana, n.?”
- etc.
- Empodérale verbalmente. Ejemplos:
- “Vamos n. que tú puedes”
- “Sé que puedes dar la mejor versión de ti mismo, n.”
- “Ánimo, lo estás haciendo muy bien, n.”
- “Sigue esforzándote que verás cómo obtienes buenos resultados, n. ”
- etc.
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Si tu alumnado llegara a clase desde otra aula se les puede esperar en la puerta e ir saludando uno a uno; si, en cambio, acaban de terminar una sesión en la misma, podemos acercarnos y pasar por cada una de sus mesas para este saludo personal.
Si te interesa especialmente la importancia de construir relaciones poderosas, te recomiendo que leas este artículo.
2. CREAR RAPPORT
Las relaciones poderosas constituyen la clave para un buen entendimiento y mutuo respeto, facilitan la construcción de aprendizaje y desarrollo personal. Estas relaciones poderosas deberemos cuidarlas, mimarlas, mejorarlas y, lo más difícil, restaurarlas cuando estén rotas. Existen estrategias muy útiles y prácticas para ello, basadas en la psicología positiva, mi experiencia como Coach Educativo me lo ha confirmado de una manera irrefutable.
En caso de que desees profundizar en estas estrategias no tienes mas que contactarme mandándome un email, aquí.
Te adelanto un pequeño listado de acciones encaminadas a crear rapport con tu alumnado, o lo que es lo mismo generar una buena relación:
1. Hacer entrevistas personales con frecuencia.
2. Centrarse en las soluciones en vez de las carencias.
3. Reconocer y felicitar el esfuerzo y crecimiento (independientemente del resultado), por supuesto también otros éxitos de cualquier ámbito (musicales, deportivos, sociales, etc.)
4. Ofrecerle nuestro apoyo para cualquier tipo de problema, académico o personal.
3. RECORDATORIOS Y SEÑALES
Estrategia basada en el uso de recordatorios que anticipan posibles situaciones como levantarse del asiento, molestar/interrumpir al compañero por haber terminado la tarea antes que el resto del grupo, etc.
Deberemos prever estas situaciones tan comunes con tareas (recogidas en nuestra programación de aula, como atención a la diversidad) para estas contingencias y, sobre todo, indicarlas al grupo-clase antes del inicio de la tarea/actividad.
Es bueno abusar de los recordatorios, como se suele decir, más se consigue por pesado que por tener la razón.
Los recordatorios son las señales visuales (levantar la mano, apagar y encender las luces, levantar diferentes tipos de tarjetas u objetos según la necesidad del momento); acústicas (sonido de una campanilla, palo de lluvia, cuenco tibetano…) o táctiles (como poner una mano en el hombro del alumno que está teniendo una actitud inadecuada, o nuestra misma presencia de pie a su lado).
Estas señales pueden ser nuestros aliados para evitar y, sobre todo, sorprender al alumnado que inicia, o está a punto de iniciar, un comportamiento disruptivo.
4. UBICACIÓN ESTRATÉGICA DE LOS PUESTOS EN EL AULA
Aprovecha la disposición del alumnado y sus mesas como una herramienta a tu favor:
En cuanto conozcas el alumnado más disruptivo (principal causa de distracción según los estudios, los cuales indican que cuando los estudiantes eligen sus propios asientos, tienen tres veces más probabilidades de ser disruptivos que cuando se asignan asientos. Después de todo, probablemente elegirán asientos junto a sus amigos y pasarán más tiempo conversando) puedes analizar cómo ubicarlos de forma distribuida y rodeados de qué tipo de alumnado por el aula para reducir las distracciones y/o interrupciones.
5. ELOGIAR PÚBLICAMENTE COMPORTAMIENTOS ESPECÍFICOS
Aunque pueda parecer contradictorio, reconocer el comportamiento positivo e ignorar las interrupciones individuales/aisladas de bajo nivel puede ser más efectivo que castigar o llamar la atención a aquel alumnado que ha cometido una disrupción.
En lugar de enfocarse en estudiantes concretos, elogie el comportamientos que desea reforzar para que se repita. Por ejemplo, diga a los estudiantes:
“Habéis hecho muy buen trabajo de concentración durante la explicación”
“Enhorabuena por haber sido tan rápidos en sacar el material y estar preparados para empezar la clase”
…
6. ESTABLECER CLARAS EXPECTATIVAS
Esta estrategia haría referencia a lo comentado en el inicio de este post antes del consejo nº 1.
El inicio del curso, antes de comenzar con el contenido propio de la materia, es un momento clave para dar instrucciones claras, así como asentar, consensuar e interiorizar los derechos y deberes tanto del alumnado como de los docentes y, sobre todo, ampliarlas/concretarlas con las medidas internas de aula que consideremos y decidamos de común acuerdo entre todos.
No se trata de un listado de normas carentes de sentido para los protagonistas del aprendizaje sino de darle un sentido a la convivencia en su comunicad (el aula) generando juntos sus propias palabras, en las que sí creen.
7. ACTITUD ACTIVA Y DINÁMICA
La presencia es crucial para mantener el control del aula y poder gestionar la concentración en la tarea. No dejemos de pensar que es una habilidad / destreza y, por tanto, podemos desarrollarla con esfuerzo.
Aunque sea tentador sentarse en el escritorio y corregir trabajos etc., también es una invitación a que el alumnado se distraiga.
Manténte activo: muévete por la sala, verifica el progreso del estudiante y haz preguntas. No se trata de vigilar al alumnado, sino de interactuar con ellos.
8. SER JUSTO Y COHERENTE AL APLICAR LAS REGLAS
Las expectativas, reglas y rutinas de la escuela y el aula deben seguirse y aplicarse de manera justa con todo el alumnado. No debemos sancionar la persona sino el comportamiento, así como corregir los errores cuando los veamos (por mucha carga de trabajo que llevemos en ese momento o estrés profesional. No debe pasar de esa jornada, siempre podemos hacer un aplazamiento a su corrección, pero pasarla por alto es contraproducente) y brindar indicaciones adicionales o nuevas cuando ocurra un mal comportamiento.
Fin
Si ya aplicas alguna de estas estrategias y/o conoces otras que te dan resultado puedes compartirlas en los comentarios justo al final de esta publicación. Como dijo el poeta…
“En cuestiones de cultura y de saber, sólo se pierde lo que se guarda”
Antonio Machado
Fuentes y bibliografía:
GONZÁLEZ, M.C. (1994): Autoconcepto y rendimiento escolar. Sus implicaciones en la motivación y en la autorregulación del aprendizaje. Navarra: Eunsa.
GONZÁLEZ-PÉREZ, J. y CRIADO, Mª J. (2003): Psicología de la educación para una enseñanza práctica. Madrid: CSS
MARCHAGO, J. (1991): El profesor y el autoconcepto de sus alumnos. Madrid: Escuela Española.
MRUK, CH (1999): Auto-estima, investigación teoría y práctica. Bilbao: Descleé De Brouwer.
EDUTOPIA. George Lucas Educational Foundation
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