Todos sabemos la cantidad de elementos cotidianos que rodean a nuestro alumnado durante su larga jornada lectiva que lógicamente les distraen, o pueden distraerles, de la tarea a realizar.
Tales como jugar con el material escolar u otros objetos…, la misma presencia de compañeros o interactuar con ellos…, abstraerse en sus pensamientos, en sus inquietudes, problemas, sueños, éxitos…, las vistas a través de las ventanas…, dibujar en las mesas o paredes…, cansancio físico consecuencia de malos hábitos de sueño…, exceso de decoración con pósters…, una interesantísima mosca común que cruza su mirada… y muchas muchas más distracciones que seguro conocéis.
Así pues, el RETO como docentes de acostumbrar, profundizar y aumentar sus tiempos/períodos de concentración en la tarea, de centrar intensamente la atención en cualquier tipo de actividad, lectura, comprensión, reflexión, escucha activa, ejercicio físico… se presenta ciclópeo, ¿no crees?
¿Cómo combatir todas esas distracciones de forma efectiva, sistemática y amable -tanto para ellos como nosotros-? ¿Es posible?