«Es más noble entregarse por completo a un individuo que trabajar con diligencia por la salvación de las masas»
Dag Hammarskjöld
Creo firmemente que los AUTÉNTICOS CAMBIOS en nuestra sociedad educativa no se producirán si no son impulsados principalmente por el propio profesorado, si bien es cierto que siempre junto con el alumnado y en diálogo con todos los colectivos sociales (familias, administraciones, ONGs…).
Según el Informe Delors, encargado en 1996 por el entonces presidente de la UNESCO, Sr. Federico Mayor Zaragoza, los principales retos que debería afrontar la educación del siglo XXI se apoyan en cuatro pilares:
- Aprender a aprender: aprender a conocer o adquirir instrumentos de comprensión.
- Aprender a hacer: aprender a actuar y a influir en el entorno.
- Aprender a ser: aprender a ser personas.
- Aprender a convivir: aprender a vivir juntos.
Para desarrollar estos dos últimos, el VOLUNTARIADO, es sin duda, una de las mejores herramientas. Una herramienta orientada al compromiso y a la acción en favor de la justicia y la solidaridad.
Mi compromiso personal con la dignidad de las personas, especialmente con la juventud más desfavorecida, me ha llevado a participar activamente en diferentes organismos como Cáritas Diocesana, con funciones educativas en la Parroquia de San José de Calasanz, y a realizar colaboraciones de acompañamiento y en el comedor de la Fundación DFA.
Esta actitud de solidaridad y responsabilidad social sin duda me la han inculcado tanto mi familia, con mis padres como inmejorable ejemplo, como los 14 maravillosos años de escultismo que he tenido la suerte de vivir junto al Grupo Scout Santa Engracia 203, de Zaragoza.
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