10 CONSEJOS PARA DOCENTES ANTE CONFLICTOS GRAVES ENTRE ALUMNADO ¿CÓMO DEBEMOS PROCEDER A NIVEL INTERNO?

CONTEXTUALIZACIÓN: 

Durante este final de curso como tutor de un curso de Secundaria y debido/gracias a un conflicto grave entre alumnado he aprendido cómo mejorar la manera de proceder ante este tipo de circunstancias. Vaya por delante indicar que efectivamente existe un Reglamento de Régimen Interno dentro del Plan de Convivencia que concreta todas las medidas, sin embargo no el cómo aplicarlas o gestionarlas. A esa gestión intangible me refiero, al modus operandi, a las maneras, las formas, los tiempos… esos detalles que marcan la diferencia. 

En este caso me estoy refiriendo a conflictos entre alumnado, pero es extrapolable a entre alumnado y profesorado o entre profesorado y familias. A continuación os comparto un resumen de mis reflexiones desde mi experiencia laboral y humilde punto de vista, que evidentemente tiene total subjetividad, infinitas aristas o matices que podrás o no compartir. 

Si el tiempo no se te escapa y la procrastinación te lo permite, puedes dejarme tu opinión en los comentarios, espero que discrepes porque me darás la oportunidad de crecer escuchando otros puntos de vista. Ya sabes, discrepar es el primer paso para desarrollar el pensamiento crítico. 

conflictos graves entre alumnado

CONSEJOS:

  1. No saltarse niveles: el primer paso es recabar información de la manera más objetiva posible (individualizada o grupal). Deberá ser el docente/s implicado, o conocedor del hecho, quien recabará información al alumnado, luego comunicarlo al tutor/es de dicho alumno/a (esté enterado o no), después a Jefatura de Estudios y, por último a Dirección (si procediera este último nivel). Puede suceder que, por el calentón, los implicados acudan directamente a Jefatura de Estudios o desde esa misma Jefatura por haber sido informada por una familia se intervenga directamente, cuando conviene que Jefatura se reúna -como paso previo a tomar una medida- con docente/s, tutor/es implicados, incluso alumnado. De esta manera no se les salta en la toma de decisiones y se transmite tanto al Claustro como al alumnado y familias una sensación monolítica de Equipo de trabajo, sólida y profesional. 
  2. Mejor dentro que fuera: Resolver los conflictos a nivel de aula siempre será más constructivo y reparador que trasladarlo a Jefatura, donde se pueden llevar las cosas a estados que hagan más complicado la reparación al poder verse el alumnado “arrinconado” y optar por el ataque como mejor defensa. Para ello, la labor a niveles de docente y tutor/a son primordiales, incluso cuentan con el apoyo del Dto. de Orientación. Por supuesto, cuando el hecho es de la gravedad suficiente hay que contar con Jefatura, pero no conviene que Jefatura actúe sin consultar (aunque no coincida en opinión) con su profesorado. 
  3. El centro es el alumnado: los conflictos entre adultos no deben proyectarse bajo ninguna circunstancia en las medidas correctoras o a adoptar. No debemos olvidar que las formas en tratar un conflicto por sí mismas ya son ejemplarizantes para ojos de un menor, el modelaje del comportamiento de los adultos lo es tanto para bien como para mal. El objetivo último, aunque suene lejano, es siempre la educación integral del alumnado por lo que es él quien está en el centro y por quien hay que mirar.  
  4. Aplicar el reglamento sí, pero no olvidar la mediación: Si estás leyendo esto es porque tienes claro que la base de la convivencia es el respeto y, dentro de una sociedad ese respeto se concreta y articula en reglamentos. Por ello la correcta aplicación (y ojo, esto es sumamente complicado) del mismo será importante pero no lo único. La mediación, en la cual la escucha es nuclear, puede aportar empatía y hacer más cercana la resolución del conflicto con reparación a todas las partes.  
  5. Regla de las 24h: Tomar decisiones en caliente no suele contribuir a la prudencia ni al acierto en la resolución. Reposar y reflexionar hasta, al menos, el día siguiente es una buena idea, sin embargo, cuando la situación lo requiera se deben proponer medidas preventivas hasta que se realicen todas las gestiones previas (consultas, entrevistas…) a la adopción de una resolución. 
  6. Siempre documentar/registrar: Burocracia y más burocracia, sí, de las peores partes de nuestro trabajo como docentes, ahora bien, es necesario por obligación pero más aún porque aclara los hechos y, al redactarlos, con el paso del tiempo nI se modifican (olvidan detalles), ni se distorsionan. Además, nos proporcionan un marco de seguridad a nuestro desempeño laboral al quedar constancia de la comunicación, etc. Conviene realizarlo lo más cercano posible al día de autos y no dejarlo pasar. 
  7. Mejor presencial que a distancia: Aunque por las circunstancias personales no siempre va a ser posible, las comunicaciones presenciales suelen tener mejores resultados que a distancia. Si no se mima el lenguaje oral o escrito la vía del correo electrónico/teléfono puede resultar más fría o distante, incluso según se interprete, hasta agresiva. El problema radica en que en los textos es se pierde el tono y ello da pie a una interpretación abierta por parte del receptor, que puede llegar a ser no conciliadora, serena… En el caso del teléfono, el no mirarse a los ojos, posibilita verbalizar términos que, quizás, en persona el sentimiento de vergüenza/timidez de tener a la persona frente a frente lo impida, o ayude a moderar el lenguaje, tanto en el fondo como en la forma. 
  8. Todos cometemos errores: El contexto es que trabajamos con personas y, ¿qué hay más complejo que el ser humano y su gestión emocional? Más aún, a pesar de poder llegar a acumular años de  experiencia (ciertamente esto es, bajo mi punto de vista, el mayor de los activos) y formación, resulta que la sociedad está en continuo cambio, y con ella tanto los adolescentes como los adultos… Nuevas situaciones a las que nunca habíamos hecho frente, nuevos problemas, nuevos retos que obligan a admitir que nos podemos equivocar y que el error forma parte de nuestro aprendizaje. Aceptar que tenemos nuestras propias sombras (equivocaciones…) permite aceptar las de los demás. Este enfoque más flexible aportará virtud en nuestras decisiones.
  9. El Centro Educativo, nuestra pequeña Sociedad: La Misión educativa transciende las paredes del aula para contribuir a mejorar nuestra sociedad. Lo que suceda fuera en cuanto al comportamiento del alumnado será un reflejo de cómo se relacionen dentro (y viceversa). Debemos dirigir todas nuestras acciones (¡no olvidemos nuestro modelaje!) a construir un mejor clima, ecosistema interno, que es únicamente donde llega nuestro radio de acción. Los egos, orgullos, comportamientos autoritarios irracionales no contribuyen a mejorar, cuidad o mantener un buen clima de respeto, convivencia… y aprendizaje. Una cita estupenda de Joaquín Costa: “Nuestra escuela es la sociedad entera, es la naturaleza entera, en una palabra… el MUNDO”
  10. Liderar no es imponer: Por último, señalar que el modelo de liderazgo frente a adolescentes -infinitos inconformistas por naturaleza- funciona cuando se les reconoce o valora algún rasgo de su personalidad y, además, se les señala lo mejorable de forma que accedan a reflexionar en primera persona sobre ello. Esto último se logra con una comunicación asertiva y empática, cercana y nunca despectiva, agresiva o vergonzante. El liderazgo entre adolescentes no se impone, serán ellos quien te lo otorguen cuando vean que te lo has ganado siendo justo pero flexible y firme pero amable. 

«Vidas poderosas constituyen relaciones poderosas, relaciones poderosas generan equipos poderosos, y equipos poderosos son el fundamento de organizaciones y comunidades que pueden cambiar el mundo»

Joan Quintana Forns

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